Estado capitalista, Estado
socialista y el anti-Estado anarquista
Por: Pedro
Echeverría | Lunes, 29/12/2014
1. La discusión acerca del capitalismo, el socialismo y el
anarquismo –aunque ya se registraba con principios muy generales- se desató
desde principios del siglo XIX, después de la Revolución Francesa y sus
resultados.
Primero los anarquistas proudhonianos, luego los marxistas y
sus seguidores demostraron que el capitalismo (con su liberalismo
"social" o de libre competencia) es un sistema socioeconómico
totalmente injusto que sólo beneficia a una minoría de explotadores y, por ello
debe ser combatido; más adelante marxistas y anarquistas, aunque combatieron
juntos contra el capitalismo, tuvieron que confrontarse porque los primeros
querían construir un Estado proletario transitorio y los anarquistas veían
peligroso cualquier tipo de Estado.
2. El Estado capitalista
es un gran poder creado por las clases dominantes, por los hombres más
poderosos, por una minoría, para someter al pueblo formado por el 90 por ciento
de la población. El Estado es el gobierno, el ejército, la marina, los
tribunales, las cárceles, la burocracia, la ideología trasmitida por los medios
de información, incluso las escuelas. Los socialistas de Marx conocen bien al
Estado capitalista y piensan que un Estado proletario, socialista, sería todo
lo contrario porque estaría al servicio de la mayoría, del pueblo. Los
anarquistas piensan que –cualquiera que sea el Estado sólo beneficiaría a una
minoría que en nombre del partido, del gobierno, del pueblo, de los más
capaces, sería el mismo aparato de dominación.
3. El capitalismo ha demostrado en sus más de 500 años de
vida que ha sido muy benéfico para las clases minoritarias dominantes; por lo
contrario, tanto en los miles de años del esclavismo y el feudalismo, así como
en los que van del capitalismo la inmensa mayoría de la población (el 90 por
ciento) ha sufrido pobreza, miseria y hambre. Eso lo sabemos un puñado de
gentes, pero la mayoría de la población no se da cuenta porque la iglesia, los
medios de información, la escuela, han logrado que la sociedad en general no se
dé cuenta de esa realidad. Pareciera que la gente en lugar de pensar, de
reflexionar acerca de su realidad, sólo repite lo que los medios e
instituciones quieren que diga. Por ello el capitalismo lleva más de medio
milenio de vida.
4. Que debemos destruir el capitalismo y enterrarlo para
siempre es obvio y evidente; ¿pero con qué lo sustituimos? Desde Marx, Engels,
Lenin, Trotski, Stalin, Mao, Castro, el marxismo en general, se ha concluido
que los trabajadores deben hacer una revolución contra el Estado capitalista
explotador para construir una sociedad socialista con un gobierno y un Estado
de los trabajadores. El problema, por mil y una broncas, fue que a pesar de que
no les faltó a los dirigentes voluntad y sacrificios, ni en Rusia, en el bloque
oriental, ni en China, Cuba o Nicaragua, se pudo construir nada parecido al
socialismo, si entendemos por éste la abolición del trabajo asalariado, la
permanente desaparición del Estado y la sociedad autogestiva.
5. Los anarquistas: Proudhon, Bakunin, Kropotkin, Malatesta,
Fabri, estuvieron siempre contra el Estado. Los dos primeros coincidieron con
Marx, le tuvieron mucho respeto por su obra teórica, pero jamás dejaron de
polemizar con él y oponerse a sus concepciones que consideraban estatistas. Los
anarquistas pensaron siempre –con la experiencia de la Primera Internacional
con Marx, luego con la Revolución rusa de Lenin, Trotski, Stalin, que las
organizaciones y dirigentes fijos y "prestigiados" de un partido
"proletario" se convierten luego en gobierno y Estado, para luego
convertirse en burocracia dominante. Por ello los anarquistas son antipartido,
antigobierno y antiEstado; luchan por un movimiento de masas que se
autogobierne.
6. ¿Con qué sustituir el capitalismo? Los anarquistas no
proponen un nuevo gobierno o un nuevo Estado; centralmente buscan el desarrollo
de la conciencia de las masas en la permanente lucha social y, en eso proceso
ir construyendo el "poder" o la "fuerza popular" que se
haga cargo de la administración de las cosas. La Constitución capitalista o
burguesa comenzaría a ser sustituida por los mismos trabajadores. ¿Acaso las
fábricas, los bancos, las tierras, las escuelas, no pueden ser administradas y
dirigidas por los mismos trabajadores, campesinos y estudiantes con
concepciones colectivistas y muy lejos de la opresión capitalista? Obvio, estas
batallas tienen que ser mundiales y nacionales, así como antimperialistas y
toda la fuerza del pueblo.
7. El anarquista Ricardo Flores Magón en 1911, es decir, hace
más de 100 años, ya ponía un poco como ejemplo que "todos tendrían que
producir de acuerdo a su capacidad, colocar el producto de su trabajo en
depósito para que todos se abastecieran allí de lo que necesitan". Era
claro para él que todos tenían la obligación de trabajar, que nadie se quedaría
sin comer, que no habría ninguna burocracia parasitaria, ni partido, ni Estado
que mande. Si bien el ejemplo es elemental en un México agrario de unos 12
millones de habitantes, es muy claro que puede haber una autoadministración de
las cosas. México y el mundo se han súper desarrollado tecnológicamente, pero
paralelamente los trabajadores de cada sector lo han hecho y no necesitan
propietarios o directores. (28/XII/14)
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